viernes, 4 de noviembre de 2011

GORGONZOLA, UNA HISTORIA APASIONANTE (SEGUNDA PARTE)

Hace unos diás os conté que hay diferentes puntos de vista sobre el origen del nacimiento del Gorgonzola. No todos están dispuestos a aceptar como auténtica la simple historia que tiene como protagonistas a desconocidos; algunos tienden a engrandecer los hechos (¡los italianos somos maestros en esto…!).

Por ejemplo, otra versión más picante atribuye el nacimiento del Gorgonzola al capricho amoroso de un joven quesero quien, habiéndose rezagado con su bella aldeana en una maravillosa noche de luna, en la que la pasión pudo más que el queso, se olvidó de terminar el trabajo de la jornada, dejándolo para el día siguiente, puesto que aquella noche tenía mejor cosa que hacer. Mezclando la cuajada de la leche ordeñada por la tarde (eso es, antes de precipitarse en los brazos de su enamorada) con la de la mañana, el apasionado joven obtuvo un queso que no se había producido nunca. Alguno gritó ¡milagro! y quienes sabían realmente lo que pasó se callaron, aprovechando a su modo el fuerte abrazo de la pareja de campesinos, cuyos nombres fueron celosamente callados a oídos de chismosos.

Finalmente, hay quien con más raciocinio sostiene que el Gorgonzola no es hjjo del azar y mucho menos del amor, ya que no es otra cosa que el resultado feliz de un experimento hecho por un campesino (también desconocido) que no quería hacer un molde de quartirolo (otro gran queso local) más grande. Al no tener bastante leche, conservó la cuajada de la tarde para juntarla, dándose cuenta, una vez madurado, que el nuevo queso ofrecía un veteado verde y azul y que daba al paladar un sabor muy agradable y un tanto picante.

Sea cuál sea la historia, estamos frente a una sabrosa casualidad.

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